domingo, diciembre 11, 2005

Intento de cata de vino en Napa Valley, entre otras cosas

Hace ya muuuuuuuucho tiempo, alla por mediados del mes de octubre, alquilamos un coche y nos fuimos de excusion. El plan era ir a un parque nacional, y pasar el fin de semana, pero finalmente nos quedamos por aqui al lado y nos acercamos al Valle de Napa que es uno de los valles de viñedos como los de Falcon Crest (he recuperado la ñ, se acabaron los anos).

Lo que la gente normal (si es aqui hay de eso), bueno lo que la gente generalmente hace, es irse de bodega y bodega catando vinos al módico precio de $5 la copa, pero miwell tenia que conducir y yo soy solidaria, asin que no catamos. Luego, tambien por el también reducido precio de $20 por persona, en el mejor de los casos, te dejan ir a dar una vuelta por la finca. La verdad es que son impresionanates, pero muy a mi pesar, siento decirle a in vino veritas, nos quedamos con las ganas.

Estuvimos en la de Coppola, que por lo menos dejaban entrar en una casa donde tenía una especie de museo con sus oscars y los de su hija, vestuario y recuerdos de las peliculas. Para ver el resto, yaaaa, apoquina.

Parece ser que la nueva moda es hacerse el recorrido de bodega en bodega en limousine , asín que nos cruzamos con varias
por el camino.

Desde luego, y una vez superado el inicial reparo que esto puede producir, no está tan mal pensado. Te tajas a placer, si tienes dinero claro, y después no hay peligros de coger el coche y lo más importante, tienes espacio suficiente en él para hacer volteretas, un clásico en todo pedo que se precie. Aunque con vinos tan caros, igual no queda nada chic, nu sé.

En vista de que era imposible ver una bodega y habíamos leído en nuestra guía que había un bosque petrificado por allí cerca, pallá nos fuimos, a ver esa maravilla de la naturaleza.

Para nuestra desdicha descubrimos que el maldito arbol petrificado estaba dentro de un bosque que pertenecia a una abuelita que te cobraba otros $6 dolares por traspasar la verja y acercarte a ver aquello. Dimos una vuelta por la tienda de recuerdos (que no falten), vimos las fotos y seguimos nuestro camino.

Otro espectáculo indescriptible nos esperaba. Un Geiser!!!
También había que pagar, por supuesto, pero prometía un poco más de animación que el árbol petrificada de la abuela.

Por $8 tenías una entrada para ver el geiser, una zona de recreo, un video sobre la historia del Géiser y su papel en la detección de terremotos y oh, como atracción especial... las cabras que se desmayan.

Im-presionante.

Lo primero que nos escontramos fueron las cabras.

Estos bichos, más pequeños de lo normal, se desmayan cuando se asustan o se estresan.

Nosotros nos encontramos tres miseras cabras absolutamente relajadas panza al sol, en un rídiculo corralucho.

Después llegamos a la zona recreativa.

En medio, el geisier
escupiendo agua caliente, y lo más impresionante y que compensó lo que habíamos pagado, la sala de vídeo donde pudimos ver una grabación del telediario de hacía unos cuantos años, donde hablan del geiser. Una vez, antes de un terremoto empezó a escupir, sin esperar los 15 minutos que suele tardar entre escupitajo y escupitajo...apasionante.

En fins después de aquello, con un cabreo de mil pares de narices y una cara de imbéciles de las que hacen época, decidimos que era suficeinte y que se habían acabado las visitas.

Buscamos un restaurante para comer, un mexicano, (eso queda para otra historia en Mediamixta) y nos volvimos por una carretera tortuosa de vuelta.

Para acabar la escena de terror, nos encontramos a unos tipos con pantalones de camuflaje y camiseta verde militar, metralleta en mano, paseando tranquilamente por el borde de la carretera.

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