martes, marzo 28, 2006

Exitos culinarios II. El pastel de Cabracho

Por fin.
He hecho el pastel de cabracho.
Además, curiosamente, está bueno.
Después de mis últimas hazañas realmente pensaba que había perdido la mano para la cocina, que por otra parte, no se si alguna vez tuve, o es solo que mi madre me quiere y me dice estas cosas.

Como lo de que soy guapa, lista, simpática e inteligente, incluso decía que soy alta, pero eso ya si que nunca le coló.

El caso es que descubrimos el supermercado asiático a las afueras de El Cerrito. Allí todos los anuncios están en signos de esos que no hay quien entienda y que no sé si son coreano, chino, taiwanes, japonés... resumiendo, en amarillo.


Tienen toda clase de frutas y verduras extrañas, incluso unas cosas que parecen grelos, pero no me he atrevido a probar.

Las carnes no están congeladas y después descongeladas. Son frescas, recién muertas y además aprovechan todo. Venden desde higados, sesos, corazones, y demás que mi amada madre alguna vez nos hizo comer, hasta úteros de vaca, (espero que no lea esto y se le ocurra innovar en sus recetas). También tienen lengua, que he de reconocer que me gusta pero que miwell nunca me dejara comprar. Yo lo entiendo porque tiene una pinta realmente terrible.

Y sobre todo, y lo más importante, tienen peces. Porque en los otros supermercados tienen pescado. Todo igual, imposible distinguir que comes, a parte de porque los nombres están en inglés y no se sabe que quieren decir, porque todo es pescado sin espinas, en filetes y sin piel.

Asi que, después de descubrir esta joya, decidimos que queriamos hacer pastel de cabracho. De cabracho, o de lo que sea el pez de roca que tienen aquí.

Pero claro, la primera vez que lllegamos y vimos aquello el shock nos impidó decidirnos. Tienen peces en piscinas, todos amontonados, que se muerden unos a otros. y tienen montones de peces de tamaño gigante. Depués de unos quince minutos mirando para el mostrador, decidimos volver otro día con un diccionario, para saber que comprábamos.

Volvimos con diccionario, otra vez, lo mismo. 15 minutos mirando pescados y vuelta a casa sin pez para el pastel. Esta vez, el diccionario nos sirvió para comprar una lubina, bastaaaante buena, pero los peces de roca con nombre raro, llevaban demasiado tiempo muertos.

Como a la tercera va la vencida, la semana pasada volvimos a casa con nuestra materia prima.
En realidad solo parte de ella. Al llegar nos dimo cuenta de que con la emoción no compramos nata, ni tomate ni puerros.
Al día siguiente, con todos los ingredientes y despues de cortarle al pescado un pedazo para que en vez de 0,81 Libras pesara 500 g. (o eso calculamos)lo preparé.
Acabamos de cenarlo y he de decir que está bueno, en realidad muy bueno.

Aunque nu sé...

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

qué recuerdos me trae el comer corazón y cosas varias en tu casa cocinadas por tu madre.....!!!! sería capaz de comerlas un millón de veces más con tal de volver a aquellos tiempos....(parezco una viejecita) pero la verdad es que nos echábamos unas risas, no? de todas maneras ten cuidado con los experimentos por ahí, será mejor que los reduzcas a la tortilla y la tarta de chocolate... mi madre sigue guardando huevos frescos para tí.besos mil.charo,of course.

marzo 29, 2006 7:45 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

los piropos son para animar y las mentiras, como lo de alta, son para establecer un cierto contrapunto. Algo así como será cierto todo lo que me dicen? En fin se trata de establecer una duda razonable entre amor de madre y realidad. Pero, ¿que es la realidad?. El amor no se equivoca nunca.besos la mammasuegra.
He sabido!!!! ¿llegará????

abril 04, 2006 1:32 a. m.  

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