lunes, julio 09, 2007

curvas y más curvas

Sigamos con el relato de las aventuras en Jagüai. Todo iba bien hasta ahora. En el aeropuerto hacía calorcete, aunque fuera soplaba vientos de tormenta. Tras recoger la maleta fuimos a por el coche de alquiler. Todo un chollo, en teoría.

Cuando llegamos a la oficina empezamos a ver el problema. Alquilar el coche era baratísimo, pero entre impuestos, seguros y tasa de conductor adicional, nos salió por un pico. A pesar de todo, salimos de alli contentos porque, aunque nos habían dado el coche más feo del mundo (un Chrysler PT cruiser), resultó ser descapotable. Y eso mola. Mola mazo, sobre todo cuando estás en una isla tropical, con cielo azul, temperatura estupenda, y te diriges a una carretera sinuosa entre acantilados, puentes, cascadas, bosques de bambú... Así que nos montamos y salimos pitando rumbo a Hana, la zona de Maui más remota, en el extremo oriental de la isla.

Para comer, hicimos un stop en un pueblo donde compramos víveres para la excursión, y nos metimos una supermegahamburguesa entre pecho y espalda. Fantástica. Cara. Empezabamos a notar que todo en la isla parecía desorbitadamente caro. Pero que demonios? Esto sólo se hace una vez, no?

La carretera de Hana es famosa por las curvas. Es una especie de Big Sur, pero en el Hawaii. Mola bastante el contraste entre el azul del mar y el verde de las montañas que rompen en acantilados. Los turistas suelen ir por la mañana, y regresar por la tarde. Nadie se queda en Hana, pq no hay demasiadas opciones para dormir. Pero hay un parque nacional alrededor del volcán Haleakala, con un camping. Y para eso nos habíamos traído la tienda. Después de no sé cuantas horas de viaje, estábamos hartos de tanta curva. Se estaba haciendo de noche, y teníamos que llegar para montar la tienda antes de que no hubiese luz. Llegamos por los pelos, a un campamento que estaba al lado del mar, a las faldas del volcán. Pero claro, el volcán no se veía porque estaba nublado (esta historia nos suena, no?). Como es un volcán durmiente, no hace ruido... pero lo que sí hacen ruido son los "güays" que van a pasar el fin de semana al parque y montar fiesta. Afortunadamente, son güiris y solo tocan los tambores hasta las 11. Así que dormimos tranquilamente bajo las estrellas y la luna llena. El tiempo puso a prueba nuestra tienda, con algun chaparroncito nocturno, y viento más o menos constante. Afortunadamente, la tienda se portó bien. Por la mañana nos levantamos temprano (vimos el amanecer) y nos pusimos en marcha para explorar la zona.


En la zona hay unas piscinas naturales que se forman en la roca por la erosión de un río. En la parte baja, con las mareas entra agua salada, pero por lo general es agua dulce. Cuando llegamos estaban cerradas, no sabemos si por efecto de las lluvias, o porqué. La otra atracción del lugar es una excursión hasta las cascadas de Waimoku, que atraviesa varios tipos de vegetaciones, entre ellos un espectacular bosque de bambú.

Después de la excursión, emprendimos el camino de regreso, por la carretera de las curvas infinitas, pero esta vez, parando a ver las cositas. Esta vez se nos hizo más agradable, con solete, playas de arena negra, cascadas, y vistas del mar.


Lo único negativo, fue la comida. Estábamos un poco desorientados, y dudamos entre tomarnos un brunch, y/o comer tarde... al final, la cagamos. Ni brunch, ni leches. Comimos una merda de almuerzo, caro, en el pueblo de Hana.

Por la tarde, pusimos rumbo a Wailea, en la zona occidental de la isla, donde se celebraba el congreso. A medida que nos acercamos al hotel, nos dimos cuenta de que esa era la zona de turismo rico. Campos de golf, jardines impresionantes, casas de quitar el hipo, hoteles de superlujo... playas privadas, puestas de sol espectaculares. Claro, el precio rebajado del hotel, especial para conferencia, era de 200$/noche (mitad de precio de la tarifa normal!), asi que podemos hacernos una idea...

Después de maravillarnos un poco con las instalaciones del local (Marriott), y de la playita, y de ver la puesta de sol, nos fuimos a cenar a Kihei, el pueblo más grande de las proximidades. Pueblo/calle, con bastantes restaurantes, en los que nos resultó dificil encontrar algo razonable (precio/calidad). Finalmente, nos metimos en un griego/mediterráneo que resultó bastante bien. Con el estómago lleno, nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, empezaban las vacaciones de sol/playa/lujo para Selin, y la conferencia de salón-hiperfrío y oscuro para Miwelin. Aunque hubo tiempo para todo...

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