viernes, marzo 16, 2007

habrá que ir volviendo...

Marzo ha sido un mes bastante infernal. Hemos ido al valle de la muerte, y hemos vuelto para contarlo. Pero luego sufrimos los estreses de las becas, los proyectos imposibles y los congresos sin resultados. Por eso hemos tenido esto un poco olvidado. Para compensarlo escribo este pequeño resumen de lo acontecido.

Como ya sabeis, estuvimos en Death Valley. A pesar de la descripción sufridora de Selita, el desierto nos dejó muy flipados. Dormir en mitad de las dunas, rodeados de bichitos que correteaban alrededor de la tienda fue divertido. Las estrellas brillaban como nunca. Y el silencio... el silencio. Que bárbaro!. Nunca hubiese pensado que los oidos podrían doler de no escuchar nada. Chulisimo. A pesar de la paliza del viaje, valió la pena.

Tambien estuvimos en el espectáculo de Sara Baras. Lleno total del teatro. Muchos españoles, y muchos yankies aficionados al flamenco. Bailaron un poco de todo, en plan excibición de los diferentes palos. Muy bonito, y muy decorao. El público se animó y hasta tuvimos bises! Fue una noche bonita. Pero los pelos no se nos pusieron tan de punta como con Eva Yerbabuena, que desde principio a fin mostró toda la fuerza que una persona puede tener dentro. Pisha, que dehpué de éhto, no bolbemos andaluseh! Éa!

Mas cosas. Curro. Currar, curramos muchísimo en marzo. Celia con sus cosas, y yo con mis cosas. Muchas horas. Yo tenía el congreso en Denver, y tenía que terminar el programa, testearlo y que funcionase. Fue una guerra a muerte, con asedios, defensa numantina y final victoria, justo el día antes de salir para Denver. Las gráficas de la charla se terminaron de hacer en el hotel, el dia antes de la charla. Del congreso, poco que decir. Muchos físicos, muchas charlas, mucho estrés... un rollo. Algunas cosas buenas. Vi a caras conocidas, y algunas de ellas convertidas en gente importante (felicidades otra vez a Marivi!). Ah, y el jueves, la japi auar con los compis de Berkeley. Estuvo divertida. Cena en pub irlandes, y luego excursion a un "Ugly Coyote"... como en la película, pero con tipas feas en lugar de macizas bailando sobre la barra, y una panda de físicos empollones ignorándolas (salvo los estudiantes que de vez en cuando echaban un vistazo). Denver, es una ciudad típica del oeste americano, bastante fea en general, pero con algunos edificios modernos bastante chulos (véase la foto del museo, por ejemplo), y varias estatuas dispersas por el centro. Las montañas rocosas (rocallosas, Bubu) al fondo daban un toque melancólico. Muchos se fueron a esquiar despues. El tiempo? Fantástico.

Regreso a Berkeley, donde el tiempo habia mejorado notablemente. Celita estresada por la entrevista de la beca (ahora tenemos los dedos cruzados, aunque ella aun no sabe si para conseguir la beca, o para no conseguirla). Yo escribiendo solicitudes de becas (si, esto ya parece el principio del final), y articulillos inacabados (esto ya lo había hecho antes).

Total, que la vida vuelve a recuperar el tono deseable. Hace solete, calorcete y empezamos a pensar en viajes. Tambien hemos inagurado la temporada de visitas. Y ya tenemos reserva a nombre de Anita y Miguel, que serán recibidos como se merecen.

Y bueno, eso más o menos es el resumen. A ver si mantenemos la periodicidad de informes a partir de ahora.

martes, marzo 06, 2007

El Valle de la muerte II

Yo ya lo sabia, pero estas gentes se empeñan en madrugar, así que cuando estuvimos listos para partir, y entrar en el valle de la muerte, era demasiado temprano para que el bar del pueblo estuviese abierto y pudiésemos desayunar. No había mucho donde elegir,el pueblo consistía en el motel donde dormimos, una gasolinera con una pequeña tienda un museo??? y la cafetería de marras.
Por supuesto también, en cuanto nos tragamos el café que sabia a rayos coronados abrieron el bar. En fin, nos pusimos en marcha.

El parque es el mas grande de USA y recorrerlos de un extremo a otro son casi tres horas, pero vale la pena. Es un desierto, pero el paisaje va cambiando a pesar de la falta de vegetación (salvo las malditas flores del desierto que no pudimos mas que intuir porque este año no se animaron a abrir cuando les tocaba) del rojo al dorado, pasando por blanco del lago de sal y tonos rojos, dorados, verdosos, arenosos de la paleta del pintor.

Eran las 10 de la mañana y ya estábamos en camiseta de tirantes, paseando por la inmensa mancha blanca de Badwater a 80 m. por debajo del nivel del mar.
No quiero pensar el calor que puede hacer en verano, aunque como hay locos para todo, hay un Ultramarathon que en el mes de agosto cruza las 135 millas de desierto. El record esta en 25h, por si alguien se anima.
Después de pasear sobre la sal y sus extrañas formaciones en campo de Golf del diablo (asi se llama) nos fuimos a pedir permiso a los rangers para acampar en las dunas.

En principio no les hizo mucha gracia. Parece que no están acostumbrados a que la gente se salga de las zonas para las RV (cientos de miles de casas ambulantes, mas grandes que nuestro apartamento), pero cuando les explicamos que estábamos dispuestos a andar dos millas fuera de la carretera como establecen las normas del buen campinguero, no pusieron pegas.

Después al coche y al otro extremo del parque a ver un cráter (como decía Jorge, esto es como ir de Santiago a Orense a ver un agujero gigante. El chico tenia razón, pero cuando estas de turista eres así, también ir a death valley un fin de semana es como ir a comer sardinitas a Cádiz y ahí estábamos).

El espíritu inquieto de mis acompañantes les llevo, antes de que pudiera rechistar, al fondo del cráter. Será la edad y que me estoy volviendo reflexiva, pero mi primer pensamiento no fue tirarme por la cuesta corriendo, fue que después había que subir una cuesta infinita de gravilla, y que todo el mundo lo contemplaba no se tiraba corriendo cuesta abajo, pero ya era tarde. Me tire cuesta abajo cagándome en todo. Para colmo de males, llevaba mis sandalias, con lo que si fuera poco lo de subir por gravilla, un paso adelante y dos atrás, cada 5 pasos tenia que pararme a vaciar mis zapatos. Ya, ya sé que la culpa es mía, pero cuando quise protestar, Miguel ya estaba en el fondo del barranco con las llaves del coche.

Volvimos de Orense, pero paramos en Lalín, antes de llegar a Santiago, para acampar. Dejamos el coche,cargamos nuestras mochilasy nos pusimos rumbo al medio y medio de las dunas. Plantamos nuestra tienda, preparamos la cena mientras veíamos el anochecer y después de contemplar el cielo (totalmente despejado y espectacular) y disfrutar del más absoluto silencio nos fuimos a dormir a las 8 de la tarde. Allí en medio, no había mucho más que hacer.

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