martes, febrero 28, 2006

Exitos culinarios

Desde que se publicó el post de la tarta de la maestra
, he vivido sin vivir en mí. Después de leer tantas maravillas y de escuchar tantos piropos, no podía resistir la tentación de intentar hacerla.

Montones de condiciones adversas me lo impidieron hasta la semana pasada.

En este país es un tanto complicado encontrar chocolate blanco, así que me pasé de supermercado en supermercado en busca de tan preciado elemento. Mezclado con no sé cuantas más mierdas, no es dificil, pero en estado puro, una odisea.

Por fin encontré unas pildorillas en la sección de reposteria que podían servir y me decidí a llevarla a cabo un día de agotamiento mental profundo.

Pensé que la cocina podría relajarme.

MAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal.

Veamos los ingredientes:

Ummm... Harina de la normal y harina de reposteria. nnnooooooo. aqui ya están mezcladas, no las venden separadas.

Malditos. Bueno, digo yo que dará lo mismo, no?

Sigamos, oh, oh. tengo 8 oz de chocolate blanco, 1/2 pinta de nata...

y además no tengo nada para pesar ni medir.

Ya me ves a mí, con el convertidor de medidas que encontré en Internet, cambiando mis onzas a gramos, y pintas y galones a litros, después grados Fahrenheit a Celsius para poner el horno. Despues a ojo de buen cubero, que a lo que se ve, no es el mío, echando las cantidades que me pareció bien. Si esto pesa 8 oz que son 434 g. y tengo que poner 200, pues un poco menos de la mitad...

Después la batidora. Tiene vida propia. Nada más encenderla, esparció la mezcla por las paredes de la cocina. Todavía quedan restos que chupeteo de vez en cuando.

Lo metí en el horno como pudé y resulta que me pasé con la harina tres pueblos. Salió un bizcocho de cemento con sabor a chocolate que cae sobre el estómago y pasa directamente al instentino, agujereando todo lo que encuentra a su paso. Como comprendereis, no es impedimento para que yo me lo trague.

Total, que mi relajante experiencia en la cocina se convirtió en una pesadilla para mí, y para Miwell que se vió salpicado con la mezcla y mi histeria cuando se le ocurrió asomar las narices en la cocina.

De todas formas, no me voy a dar por vencida Me las ingeniaré para reformular la receta al americano e intentarlo de nuevo. No van a poder conmigo.

Ah! Por si fuera poco y aprovechando que encendíamos el horno, me aventuré con la receta de un pudding de espárragos que le había pedido a AG porque está buenísimo.

Esta vez los cálculos no fueron el problema, se me agudizó el ojo de cubero.

Yo seguí los pasos al pie de la letra, y lo metí en el horno. Después de 50 min, en lugar de los 30 que recomendaba, empecé a sospechar que el problema no era que el horno no calentase. Tanto tiempo hirviendo el líquido aquel, sin que cogiese forma no podía significar nada bueno.

Lo apagué. Al día siguiente consulté.

El error estaba en los huevos, 6, Sres, 6 huevos que se olvidó de anotar en la receta. Ya me extrañaba a mí. todo pudding que se precie tiene huevos.

Descubrí el error y lo enmendé. Aquí no se tira nada. Que faltan huevos, pues se añaden y al horno otra vez.

Mandadme más recetas por favor!!!!!!!!!!




lunes, febrero 27, 2006

El condor pasa, o no?

Aprovechando que venía German a visitarnos, el fin de semana del 4 de febrero alquilamos un coche y a pesar de las amenazas del hombre del tiempo, nos fuimos de excursión.

Como siempre entre pitos y flautas salimos tarde y todos los miles de planes de sitios que ibamos a ver se redujeron finalmente a Pinnacles National Monument.Unas piedrecillas volcánicas, altas, muuuuy altas. Allí por si no hubiera tenido bastante con la pesadilla del gimnasio, nos hicimos una ruta, montaña arriba.

Debí haber sospechado del extraño brillo en los ojos del guarda que nos recomendó la ruta.
Comenzamos el camino entre agradables pajarillos azules y bayas rojas.
Aquello no era una subida, más bien escalada, interminable. Tenía las piernas destrozadas. Nos habían dicho que allí vivían coyotes, lobos y cóndores. En un ataque de exaltación de la naturaleza, estaba deseando ver todos aquellos animales salvajes. Debe ser que el cansancio me nublaba el sentido.

Por el camino que iba dando vueltas alrededor de los picos, nos encontrabamos con caquitas de coyote. Por lo que se veía llevaban muuuucho tiempo comiendo solo bayas y verduritas, así que debían estar hambrientos y el acecho. De todas formas, no tuvimos la ocasión de comprobarlo.

A lo lejos vimos los cóndores dando vueltas en el aire. A decir verdad, impresionaba, pero estaban muy lejos, así que para que preocuparse.

Mientras subiamos Miwell se dedicó a contarme historias sobre el tamaño de los cóndores y su capacidad para llevarse una oveja por los aires.
-Si se acercan a atacar hay que tirarse al suelo. jajajjajaja. Que son carroñeros, que solo se zampan animales muertos.

Que risa me da.
Cojones. Que por esas peñas arriba un empujoncito y sirvo de pasto para un cuervo gigante.

Seguimos montaña arriba con los higadillos en la garganta y las rodillas hechas fosfatina. POr allí no pasaba un alma y cada vez cualquier atisbo de civilización se alejaba más.

Entre unas ramas vimos un condor. Que emoción, nos pusimos a sacarle fotos como locos. Entre la distancia, y el día de mierda que hacía solo se ve un puntito negro sobre una roca entre miles de ramas.

También apareció gente, que casi me matan del susto, por cierto. Ya no me los esperaba. Nos dijeron que más arriba había más. Nos fuimos acercando y descubrimos que en cada una de las peñas que nos rodeaban había un bicho de esos feo y asqueroso.

En un árbol encima de nuestras cabezas 3 cóndores nos miraban fijamente mientras aleteaban. Allí estabamos con nuestra cámara, sacando fotos a contraluz a unos pedazos de animales nada amigables, colgados de una rama que se meneaba sobre nostros. Estuvimos casi 20 min. con otra pareja, disparando fotos en silencio. Cada vez llegaban mas cóndores al árbol y a las rocas de los alrededores y allí se quedaban inmutables.

Decidimos seguir nuestro camino. Dejamos allí la congregación de bichos y nos pusimos en ruta otra vez, solos.

Después de unos pasos, uno de los cóndores levantó el vuelo, y empezó a hacer círculos sobre nuestras cabezas. A este siguió otro, que se posó en un árbol un poco más alante de donde estabamos. Poco a poco todos los pajarracos fueron abandonando sus posiciones y colocándose en nuevas rocas a nuestro alrededor.

Miwell dirá lo qu quiera, pero aquellos bichos tenían malas intenciones, me cayeron mal, nada más verlos. Tenías que ver la agilidad que desarrollé subiendo y bajando por aquellos caminos estrechos y en pendiente.

Allí seguía si aparecer nadie y cada vez que doblábamos un recodo, cambiaban de roca, o sobrevolaban nuestras cabezas. Llegamos a unas escaleras excavadas en la roca, que caían al vacío. Los cóndores se acercaban y notaba sus ojos en mi nuca.

Estaba tiesa de frío y aquel camino se ponía cada vez más complicado. Me quedé sola, mientras Miwell investigaba. Mi corazón latía a 1.000 por hora, y solo se oía el silbido que producía el planeo de las aves.

Aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Iba a morir...
Cuando ya todo estaba perdido y se acercaban más y más, oí un grito.
Una pandilla de jovenzuelos se acercaba por las endiabladas escaleras en dirección contraria. Venían riéndose y cantando.

De repente los cóndores se dispersaron. Cada uno se fue en una dirección. Eramos demasiados para la cena. Una cosa es despeñar a una tarada histérica, y otra enfrentarse a un rebaño de gritones.

Después de cruzar escaleras arriba pegados a la barandilla, hacia el otro lado de los picos, el camino se suavizaba. Los cóndores quedaron atrás, esperando a otro pardillo al que despeñar y yo dejé de inventarme historias, porque empezamos a cruzarnos gente y ya no tenía gracia. Empecé de broma, pero al final a los malditos cóndores les gustó la historia y conseguí entre risa y risa acojonarme un poco.

FIN


lunes, febrero 20, 2006

Tortura

A principios de mes nos apuntamos al gimnasio.

Nada más entrar, un cartel en la pared avisa de que no sé pueden utilizar vaqueros en la sala. Vaya estupidez; a quien se le va a ocurrir ponerse unos pantalones tan incómodos para hacer ejercicio?

Pues a unos cuantos. Debe ser que no les llega con la experiencia de tortura que le proporcionan los aparatos y necesitan estrangularse bien los huevos para una mejor experiencia, nu sé, es solo una teoría.

Yo nunca había hecho aparatos. Allí estaba, pobre ignorante, rodeada de musculitos que no pueden cerrar los brazos y más tetas que yo, todos sudando como cerdos, haciendo ruidos de gorila y jaleándose unos a otros. Cualquier día se le cae la pesa en la cabeza y no lo cuentan.

Me subí primero a una especie de silla de dentista que te abre de piernas y luego tienes que hacer fuerza para cerrarlas. Para hacer abductores, dicen, que cosas. Y esos bancos para hacer abdominales... me sentí como en la camilla del ginecólogo.

Flexiónate y levanta no sé cuantas, libras, onzas, kilos o lo que sea eso con tus pobres abdominales, que ya estaban aterrorizados desde la experiencia anterior.
Pon el culo en pompa, túmbate en una camilla y levanta una pierna y luego otra y de paso menea otra vez todo ese peso de arriba para abajo.

Seguimos. Somete ahora a tus pobres bracitos a un poco de dolor. Siéntate en la silla de prácticas de los astronautas en la nasa, pasa por encima de la cabeza unas asas, abróchate el cinturón apoya las tetas en una almohadilla de color azul y ale, a levantar peso.

Y lo peor es que hemos pagado por sufrir.

Bueno, en realidad lo peor es que Miwell pretende que además de subirme a todos esos aparatos infernales, corra en la cinta. Se le ha metido entre ceja y ceja que quiere correr la Marathon de San Francisco y el tipo está convencido de que yo también muero de deseos. Se le va la olla.

domingo, febrero 19, 2006

sandalias en la Bahia y cambio climático...

Esto del cambio climatico es terrible... Hace una semana estaba haciendo calor y sol. De repente, vino el cambio climatico y se puso a hacer frio y a llover. El viernes por la tarde hasta nevó!! Incrible!!. Bueno, nosotros no nos enteramos hasta que viendo las noticias sacaron unas imagenes de nieve, con el titulo de "Berkeley". Por lo visto, en la parte alta de las colinas que rodean la bahia. Abajo notabamos el frío de pelotas, pero no llegaba a nevar. Lo curioso, es que en las imagenes pudimos constatar una vez mas que vivimos con individuos trata de otra raza. Ya nos hemos acostumbrado a ver a gente caminando en sandalias (da igual que haga frio), a que se metan en el mar a chapotear, o a que las piscinas universitarias sean todas descubiertas... pero en el telediario vimos como una tipa se quitaba las sandalias para poder pisar la nieve!! Y se iba tan contenta, caminando descalza por encima de la capa blanca. Incrible.

Hoy hace solecito otra vez, pero como hacía frío decidimos darnos un homenage, y comernos parte de las reservas que nos trajimos en navidades: fabadita, acompañada del vino que nos obsequió Germán, y unas croquetas que teniamos en el congelador. La fabada de lata, desde luego que no es como la de mamá... Lloro.

Para tranquilizaros, el cambio climatico volverá a surgir, y a partir del martes se pronostica una subida hasta los moderados 17 graditos... :-)

martes, febrero 14, 2006

farts

Curiosa cultura la china. Una economia con un ritmo de crecimiento impresionante, en una sociedad que esta a caballo entre las tradiciones del pasado y la modernidad, con una poblacion descomunal, y con un sistema politico un tanto desconocido. Curiosa cultura, digo. Creo que ya mencionamos alguna vez la costumbre que tienen de expulsar gases "innecesarios" de su organismo. Resulta interesante mantener una conversacion con alguien que se esta tirando pedos. Tanta escatologia hace reflexionar.

Y a que viene todo esto? Bueno, adivinad que nacionalidad tiene mi nuevo compagnero de despacho?. Pues si, acertasteis. Y el tipo hoy esta muy inspirado. Creo que la falta de oxigeno va a afectar mi carrera profesional.

domingo, febrero 12, 2006

Empieza la temporada


Hola. Bueno, leyendo los ultimos posts, parece que no tenemos precisamente el don de la palabra. Y esta hipótesis parece confirmarse por la carencia de palabras nuevas en nuestros blog. Esto es intolerable, sobre todo teniendo en cuenta la inmensa cantidad de novedades que rodean nuestra agetreada vida. Asin, que vamos a contar algunas cosillas que han pasado en las dos ultimas semanas.

Como quien no quiere la cosa, asi de sopetón Germán se animó a hacerse una excursioncilla por estas tierras. Y para que luego no vaya yo a olvidarlo (mardito arzeirmer), pues mejor lo dejo registrado. Si, estuvo aqui. El dia antes de que llegara fuimos a ver el Pinnacles National Monument Park, donde tuvimos oportunidad de disfrutar de uno dia de sol y excursion montañuna. Los condores nos vigilaban mientras subiamos por peñascos y bordeabamos precipicios. Muy bonito.

Al dia siguiente de su llegada (domingo), nos fuimos por la costa sur de S.F. Visitamos la reserva de Ano Nuevo (bueno, en realidad, es Año Nuevo, pero ya sabeis dnd estamos...), donde los elefantes marinos vienen cada año a retozar y criar a sus retoños. Estos bichos son impresionantes, y esperamos poner un reportaje del sitio muy pronto. Hizo un dia espectacular, con sol y calorcito. Asi que aprovechamos para ir a la playita, a tomar un poco el sol y mojar los piececillos en las gélidas aguas del Pacífico. Pero bueno, teniendo en cuenta que estamos en Febrero no está nada mal, no??

Creemos que Germán se lo pasó bastante bien caminando por S.F. durante los 4 días que estuvo con nosotros, asi que esperamos que esto sirva de "demo" para que tengamos un flujo migratorio importante pasando por nuestra casita... Sobre todo ahora, que YA TENEMOS COCHE!! Y no solo eso... pronto tendremos un sofa cama!

Se abre la veda de las visitas!

C & M.

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